LAS RELACIONES

La manera en cómo nos relacionamos en los diferentes contextos sociales es el espejo de cómo nos vinculamos antes y ahora con los nuestros. En ese contexto  hemos aprendido,  por ejemplo,  a enfrentar o ignorar los conflictos de la realidad. 

Dificultades con personas o grupos

Experimentar dolor, ira, resentimiento, miedo o, incluso deseos de venganza cuando las relaciones con ciertas personas o grupos están cortadas o se hacen imposibles, es normal.

Es normal también sentir miedo ante el alejamiento de las personas, porque es un miedo de anclaje profundo, que nos retrotrae a la experiencia de sobreviviencia de inicio de nuestra vida ligada a la experiencia de nuestro origen como seres humanos. Entonces el grupo fue la salvación y, de alguna manera, lo sigue siendo hoy.

Seguir necesitando pertenecer es natural, por eso podemos comprender que duela tanto cuando no lo conseguimos. El grupo, la amistad, da cobijo, protege, da identidad y, sobre todo, garantiza nuestro bienestar. Pero el llamado es a más: más apertura, más inclusión, a explorar lo diferente, es un llamado vital a la reconciliación colectiva. 

Nuestra vida es un movimiento hacia más amor, hacia más realización individual y colectiva. Es una invitación a avanzar hacia la unidad de lo diferente. Por eso esta necesidad de pertenecer es vital. No la podemos anular. Es un llamado a la vida.

Claves para salir de roles paralizantes y perjudiciales

Para abordar las dificultades en nuestras relaciones debemos ir primero a los patrones de convivencia y fidelidad que adquirimos en la primera infancia. Y , además, ampliar la mirada a lo ancestral, hacia aquellos traumas no resueltos que siguen operando en esa fidelidad inconsciente que también influye y dirige nuestras distancias y acercamientos a grupos o personas.

Gracias a las constelaciones familiares podemos conseguir avanzar

Podemos descifrar los patrones que sostienen los conflictos habituales en las relaciones. Podemos reconocer que como ha sido antes, es ahora. Y sabemos que evolucionar como personas es evolucionar en la pertenencia. Esa que no se queda en el miedo que excluye o rechaza al que actúa o piensa diferente.