EL TRABAJO Y LA REALIZACIÓN PROFESIONAL

El trabajo es la vida en acción

Sólo existen dos movimientos: un ir con la vida y un ir hacia la muerte. Más va con la vida, menos va hacia la muerte. Lo nuevo, el cambio, va con la vida. La rutina va hacia la muerte. El trabajo crea vida y está en la vida. El trabajo es vida. Y la vida es dinámica.

Nuestras empresas y proyectos son la expresión de nuestra vitalidad  y nuestra participación  al servicio de la vida. No son cualquier proyecto. Están en conexión con la necesidad del sistema familiar.  Y también están desafiadas por las necesidades que la realidad plantea.  

Las dificultades son oportunidad para avanzar. Nos exigen movimientos creativos y establecer nuevas formas de funcionar. El impulso natural es el deseo de funcionar en lo conocido.  Pero ¿hasta cuándo? Hasta asumir el desafío de lo nuevo. Y asumir lo nuevo, es cosa de adultos.

LA REALIZACIÓN PROFESIONAL requiere de una posición existencial basada en los siguientes ejes sistémicos:

Sí a todo como es y Gracias a todo como es.

Equilibrar el “dar y recibir”:
Para poder dar, antes hay que haber recibido, o más exactamente haber tomado.
 Tomar a la madre y al padre, conjuntamente e incondicionalmente.
Nuestra mirada les reconcilia, y de esa reconciliación nace nuestro éxito profesional.

Equilibrar “el daño hecho o recibido”:

Asumir el daño hecho y/o nuestras faltas de amor. 
Renunciar a la expiación.
Reconocer y reparar el daño que hemos causado. 
Frente a la culpa de los demás, salir del juicio y aceptar la realidad: yo soy como tú.
Querer al perpetrador, devolviéndole su responsabilidad.
Reconciliarse con el perpetrador. 

Pertenencia y orden. Renunciar a la exclusión: a excluir o a ser excluido. Aceptar a todo y a todos. Tomar su lugar en el país y la sociedad del lugar de acogida.