RELACIÓN PADRES-MADRES / HIJOS-HIJAS

A temprana edad todas las personas asumimos roles inconscientes en el seno de nuestra familia de origen. Son roles que se sostienen en el modo de vincularnos con los padres biológicos.  Este es el vínculo más fuerte en la familia. Es un vínculo profundo que nos determina.

En Constelaciones familiares observamos que un menor con dificultad, es un niño o niña al que mueve un  amor profundo e inconsciente de ayudar y salvar a alguien del sistema familiar, aunque esto le perjudique.

Si nos miramos en nuestro malestar, podremos encontrar a ese niño o niña que quiere seguir salvando y cuidando a los suyos acosta de sí mismo-a.

Hoy, el menor con dificultad cree también que puede hacer algo en favor de los adultos, por ejemplo, retenerlos, protegerlos o cuidarlos a costa de su propio fracaso: dificultad de aprendizaje, enfermedad, agresividad hacia sí mismos o hacia otros, hiperactividad, violencia filio-parental por nombrar algunas.

Es necesario saber que ningún menor es «difícil». Lo que es difícil es el  sistema familiar. 

Entonces, ¿qué podemos hacer para ayudarlos?

Asumir nuestro lugar como adultos y poner en marcha un movimiento que sana a toda la familia para liberar a los menores de este peso y responsabilidad.

Podemos mirar el comportamiento difícil y tomarlo como lo que es, es decir un síntoma que habla de lo que necesitamos resolver en la familia. 

Mirar más allá de la dificultad y descubrir que lo que hay es un pedido de cambio esencial a los adultos.

Cuidar y sostener a los menores en sus etapas de desarrollo y crecimiento conlleva responsabilizarnos de nuestro propio crecimiento, sólo de esta manera podemos hacer algo por ellos.